¿Mucho o poco? -le pregunta un niño de 4 años antes de servirle la comida a su compañero.
El profe, el niño responsable del día y su ayudante van llevando su plato a cada compañero, muy despacito sobre todo cuando hay sopa…
Se trata de NO decirle al niño: ¡Qué no se te caiga! para que vean que confiamos en ellos.
Bueno….al menos los profes intentan con todas sus fuerzas no decirlo aunque a veces sea un automatismo.
Nadie le dice al niño: ¡Qué no se te caiga!
El responsable reparte los platos, pero para repetir cada uno de manera individual se sirve solo.
Y el agua también se la sirven solos.
Toda la comida y los enseres están en un carrito que lleva el personal de la cocina a la clase.
Los educadores, observadores activos en este ambiente dinámico, aprovechan la oportunidad para extender el aprendizaje.
La comida es cocinada en las cocinas de Reggio.
Como es una sola clase no hay el griterío típico de comedor escolar abarrotado.
Ese momento no es simplemente una pausa para llenar los estómagos, sino una oportunidad para explorar, socializar y conectar, y descubrir el mundo que les rodea.
Los niños se sientan juntos en pequeños grupos en sus mesas de madera natural, con un elemento central cuidado y estético dando valor y atención a ese momento (flores, plantas, una madera con un objeto).
Observamos cómo comparten historias del día y se ayudan mutuamente a servir sus comidas, fomentando la autonomía y la colaboración desde una edad temprana.
En nuestra clase de niños de 4 años inspirada en la pedagogía Reggio Emilia, la hora de la comida se convierte en una experiencia significativa.
Hasta 3º de primaria incluido, en Reggio los niños comen en sus aulas con su profesor.
Pero volvamos a la clase de 4 años.
A diario se nombra un Responsable de ese día y un ayudante del Responsable.
Cada día los responsables son distintos y sus funciones van más allá de la hora de la comida.
Al terminar cada uno de los niños, con un orden, vacía su plato de los restos de comida, y lo vuelven a poner en el carrito que sacarán al office para ser recogidos.
Y barren.
Toda el agua que sobra de los vasos se pone en una jarra y se riegan las plantas o el huerto con ella.
Los niños son alentados a tomar decisiones sobre cuánto tomar y cómo combinan los alimentos en sus platos.
Esto no solo fomenta habilidades motoras finas al manipular utensilios y alimentos, sino que también promueve la autoexpresión y la toma de decisiones independientes.
Pueden introducir temas como la procedencia de los alimentos, la importancia de una dieta equilibrada o incluso la exploración de texturas y sabores. A menudo, se incorporan materiales artísticos para transformar la hora de la comida en una experiencia sensorial completa.
La hora de la comida en nuestra clase de 4 años en Reggio Emilia es más que alimentarse; es un momento para nutrir el cuerpo, la mente y el espíritu.
A la hora de comer no encuentras una sala inmensa con gran ruido y abarrotada de niños desde tres años en adelante y gestionada por monitores de la misma empresa de catering que recompensan al niño con “El Premio Tenedor de Oro” si se lo comen todo.
En Reggio no premian por comer toda la comida porque estarían fomentando la aparición de trastornos de la conducta alimentaria.
No sé si cuando hagas tu visita al colegio podrás disfrutar del momento de la comida, eso dependerá del horario.
Rellena el formulario y nos pondremos en contacto para los detalles.